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Cómo hacer dieta sin ansiedad

julio 6, 2020

La palabra “dieta” está asociada a pasar hambre, sufrir, restringir alimentos, excesivo control… esto inevitablemente nos lleva a la ansiedad.

El gran problema de seguir una dieta de estas características es que no es sostenible en el tiempo

Seguramente empezaste una dieta supuestamente infalible con mucha ilusión, siguiendo a rajatabla unas normas durísimas. Pero después de unas semanas llegaste al agotamiento y perdiste la fuerza de voluntad. 

A los pocos días habías recuperado toda la grasa que perdiste con tanto esfuerzo.

Lo más normal es que, ante tanta ansiedad y falta de resultados, cuando te enfrentes de nuevo a la posibilidad de hacer dieta sufras aún más preparándote para lo peor. 

👉 Pero no sufras, hoy te enseñaré estrategias para afrontar un nuevo plan alimenticio sin pasar ansiedad.

¿Por qué sentimos ansiedad?

A lo mejor se te hacen conocidas frases como:

¡Para conseguir los cambios que necesitas, debes salir de tu zona de confort!

Todo éxito conlleva un sufrimiento”

Todas son frases llevan implícito el mensaje que desde el sacrificio y el sufrimiento vienen los éxitos. Sin embargo, mensajes de este tipo también nos generan una gran presión.

Ante una situación que nos generó incomodidad en el pasado y que se va a afrontar nuevamente, el cuerpo previene esta experiencia y una de sus formas es estresando el cuerpo.

Pero esta respuesta, que es muy eficiente en una situación de peligro o en una emergencia, no lo es cuando se está buscando al empezar una dieta.

Como ya explicamos en este vídeo, el pasar por una situación de estrés como es la ansiedad es la forma más sencilla de boicotear tus objetivos.

Déjame ponerte en contexto:

  • Empiezas una dieta con ansiedad
  • La ansiedad hace que el cuerpo entre en modo ahorro
  • En modo ahorro el cuerpo no usa sus reservas de grasa.
  • Y al no ver resultados, te entra más ansiedad porque no estás perdiendo peso.

Este es un círculo vicioso del que hay salir.

Es muy importante que antes de empezar ninguna dieta recuerdes las siguientes verdades existenciales:

  1. A nadie le gusta sufrir. En realidad siempre volvemos a lo que nos aporta bienestar.
  2. El recuerdo emocional de todas los fracasos anteriores simplemente te hace tener la sensación de que esta vez será igual y entonces, ¿para qué tanto esfuerzo?

Es evidente, entonces, que tenemos que dar respuestas a estas dos preguntas:

👉 ¿Qué tienes que hacer para que esta vez tus sensaciones no te alejen del cuerpo que deseas?

¿Cómo salir de la paradoja de “quiero mejorar mi salud, mi cuerpo y mi alimentación pero me da ansiedad la palabra dieta”?

Y la respuesta a las dos es que necesitas una guía clara de cómo empezar tu dieta y cuál es el enfoque ganador.

En vez de ir a saco e intentar vencer el disconfort con fuerza de voluntad, hay que generar el contexto adecuado para que tu cuerpo entienda que el cambio es lo mejor que se puede hacer y te recompense por ello.

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¿Cómo hacer dieta sin ansiedad?

En mi experiencia con miles de estudiantes que han terminado las lecciones del curso gratuito de dieta cetogénica, al que puedes inscribirte aquí, es que existen diversas estrategias que harán que pases de tener ansiedad a disfrutar del cambio y ver mejoras casi de inmediato.

Pon a tu cuerpo en disposición de sentir la energía para afrontar el cambio

Considera de que si en tu situación actual estás durmiendo pocas horas, consumiendo muchos productos procesados y comiendo 6 veces al día, es posible que tu aparato digestivo esté desgastado y tu sistema inmune alerta.

El sistema inmunitario es prioritario para nuestra supervivencia por lo que cuando está activo informa al cerebro de que es mal momento para generar cambios, nos induce un estado depresivo y nos pide comer azúcar (el combustible principal cuando estás en alerta).

Así que antes de enfrentarte a un cambio alimenticio, sobre todo si te genera ansiedad, vale la pena aportar la calma adecuada para que tu sistema inmune te permita el cambio. 

Este cambio de contexto se fundamenta en premisas que te permitirán avanzar hacia cambios más exigentes: 

  1. Empieza por comer alimentos y no productos procesados. Todos aquellos productos que tengan más de 5 ingredientes suelen estar diseñados para confundir a tu cerebro y que consumas más de lo que necesites. Solo siguiendo esta premisa es probable que normalices tu peso pues tu cuerpo sabrá identificar si necesita comer o no. Puedes ver más de este tema en nuestro artículo de dieta paleo.
  2. Camina cada día entre 30 minutos y una hora: El movimiento nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia. Lo necesitábamos para sobrevivir. Es por ello que ahora el cuerpo depende de él para una fisiología adecuada. Es emocionante observar cómo, en las condiciones oportunas, todo el metabolismo se pone en marcha para favorecer la actividad física la mejora es casi inmediata tanto a nivel de salud como en los cambios en la figura.
  3. Toma el sol. Durante la mayor parte de nuestra historia hemos estado muchas horas bajo el sol, y es un factor indispensable para estar sanos. Entre muchas otras funciones la luz del sol es necesaria para la regulación de nuestro ritmo circadiano y para la síntesis de vitamina D. 
  4. Vive de día, duerme de noche. Si hay algo que compartimos todos los animales de este planeta es que hemos tenido que adaptarnos a vivir con 12 horas de sol y 12 de oscuridad. Nuestro cuerpo espera que durante el día estés activa y por la noche en cambio, duermas. Traspasar las fronteras de las 12 horas de luz trae consecuencias muy importantes sobre nuestra salud. 
  5. Duerme al menos 7,5 horas al día. Pocas cosas logran más consenso entre los expertos de la salud como la importancia del sueño y el descanso. Dormir (recuerda por la noche) 7,5 horas suele ser el tiempo óptimo para respetar tus ciclos de sueño y despertarte reparado y con energía. Si tienes problemas para dormir, te recomiendo mucho leer este artículo
  6. Contacta con la naturaleza. Cada vez más autores sugieren que vivir cerca del entorno natural (incluyendo jardines y tierras agrícolas) tiene beneficios para la salud a largo plazo. Estos beneficios son causados, en parte, por la necesidad psicológica de vivir en el entorno en el que evolucionamos como especie. Junto a factores como el ejercicio, la luz solar y las interacciones sociales. Los humanos tenemos una necesidad evolutivamente predeterminada de exponernos a la naturaleza. Cuando no lo hacemos, sentimos nostalgia.
  7. Disfruta de no hacer nada. Durante la mayor parte de nuestra historia hemos dedicado parte de nuestro tiempo a no hacer nada. Nuestras propias actividades nos lo exigían. No podíamos pasarnos el día cazando o recolectando, ni siquiera plantando. Ahora, en cambio, nos hemos convertido en los únicos animales “ocupados”. Incluso, cuando hay momentos en los que no tienes nada que hacer, buscas nuevas tareas o te apuntas a cursos que nunca utilizarás. La vida es para disfrutarla.
  8. Y olvídate de lo que he dicho. Sí, como lees. Porque después de aplicar los puntos anteriores, ya te puedes ir olvidando de controlar al dedillo cuánto duermes, ni las horas que pasas en la naturaleza, etc. El exceso de control también puede jugarte en contra.

¿Cómo genera el contexto mental para vencer la ansiedad de hacer dieta?

Para que tu cerebro entienda que lo más beneficioso que puede pasar es que incorpores un cambio de alimentación en tu vida y te recompense por ello hay que hablarle en su idioma.

Como sabrás, todas las necesidades generan en cierto punto, incomodidad. Cuando tienes que beber tienes sed y esta no es la sensación más agradable, ni el hambre, ni el dolor, ni la abstinencia, ni el sueño.

Así que en primer lugar imagina la peor fantasía de tu futuro, algo que te genere incomodidad, imagínate demacrado, enfermo, con dolores, sin autonomía, deprimido y muriendo demasiado pronto, exagera todo lo que puedas porque créeme, te quedarás corto. 

👉 En el mundo actual de agresiones ambientales, tóxicos, estrés y comida basura, si no te mueves te ocurrirá esto que te imaginas y más.

Bien, cuando ya te visualices así, ya tienes la imagen contra la que luchas. Esa imagen debe ser lo suficientemente potente como para vencer al mecanismo ancestral de no movernos si no es necesario.

Esto hará que se despierten las alarmas, como cuando tienes un examen.

Tú sabes que cuando queda mucho para hacerlo te propones estudiar pero… no estudias durante todo el tiempo y unos días antes, ¡pam!, estudias todo el día. Es altamente probable que ese día de estudio lo realices por el miedo a las consecuencias cercanas, porque el riesgo a suspender es más real y vence a la pereza de ponerse a estudiar.

Cuanto más duro y más disconfort vincules a no moverte más efectivo será.

Ahora, como toda necesidad, al ser cubierta genera placer. Antes te puse como ejemplo la sed y el hambre, y beber y comer generan placer como recompensa.

👉 Debes tener otra imagen de tu cumpliendo tu objetivo y lo bien que te sienta. 

Esta imagen de tu yo futuro al conseguir tu objetivo debe ser grande y atractiva, no cometas el error de ponerte un objetivo demasiado bajo. Objetivos bajos generan poca tracción y se abandonan. Debe ser algo que notes que si te lo imaginas te da cosquilleo en la barriga.

Todas estas cosas que te estoy contando pueden parecerte, en principio, superficiales. Pero son determinantes. Así como te hablé de la anticipación del cuerpo a una mala experiencia genera ansiedad, cuando la anticipación es de un bienestar produce una hormona que se llama Dopamina que te permitirá realmente disfrutar del proceso de cambio.

Ahora que has generado el contexto adecuado para conseguir que tu cuerpo entienda los beneficios de un cambio y tengas un cuerpo en disposición de invertir energía verás que si el enfoque nutricional es coherente con tu fisiología, tu cuerpo te lo agradecerá porque el cambio ha venido de dentro hacia afuera y no de fuera hacia dentro.

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