El mundo globalizado en el que vivimos es cada vez más homogéneo, desculturalizado y falto de matices.
Esta uniformidad ha afectado también a la nutrición, donde nos han enseñado a consumir sabores y texturas simples, reproducibles y fácilmente vendibles. Se trata de comer cosas dulces o saladas y con eso nos basta.
Una de las consecuencias de esta tendencia ha sido ir poco a poco desechando las partes de los alimentos con sabores -digamos- más especiales. El claro ejemplo son las vísceras.
Los órganos son las partes más nutritivas de los animales y también las más deseadas por cualquier consumidor de carne que se precie. De hecho los bebés humanos que aún no han consumido productos muy dulces o salados tienden naturalmente hacia este tipo de alimentos y los consideran “golosinas”.
Y como no podría ser de otra manera, el rey de las vísceras, es el hígado.
Y como habitualmente se dice que una imagen vale más que mil palabras, me gustaría empezar con esta imagen que fue la que me convenció a consumir más vísceras y que fuera más insistente con mis pacientes en la importancia de incorporar el hígado en nuestra alimentación.
Si hablamos con nuestros abuelos, nos dirán que era común el consumo de hígado o incluso era muy habitual utilizar el aceite de hígado de pescado como suplemento para combatir infinidad de dolencias.
La industria farmacéutica y alimentaria nos han jugado una mala pasada. Lo hemos sustituido por paracetamol, aines… y por carne de mala calidad provocando grandes dudas acerca de comerse las vísceras.
Desde un punto de vista nutricional del hígado destacamos:
- Mucha Vitamina A o ácido retinoico imprescindible para el sistema inmunitario, la calidad de nuestras mucosas y de la piel.
- Alto contenido en hierro. El hígado es un alimento interesante para personas con anemia o bien que realizan mucha actividad física.
- Zinc y sus beneficios en relación a la gestión de la insulina, beneficioso para el sistema inmunitario, la cicatrización de las heridas y para el transporte de la vitmina A a la retina.
- Vitaminas B: (B2 o riboflavina, B3 o niacina, B5 o ácido pantotenico, B7 o biotina…) Todas ellas imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema nervioso central (insomnio, ansiedad, estrés), prevención de migrañas y calidad de nuestro cabello, piel y uñas. B9 o ácido fólico y su importancia durante el embarazo y B12 o cobalamina en problemas de estómago.
- Vitamina K y la relación con la coagulación como prevención de problemas coronarios.
- Vitamina C, gran antioxidante.
- Minerales (calcio, potasio, magnesio, cobre…) para una buena salud muscular e hidratación.
¿Cuándo es recomendable consumir hígado?
¡SIEMPRE!
Cuando hay problemas de piel, vista, problemas inmunitarios, personas que deben tomar fármacos, deportistas, chicas con problemas menstruales o de anemia, lactancia o embarazo, fumadores… para principalmente, ¡estar sanos!
Una buena recomendación es consumir 1-2 días por semana hígado (caballo, ternera, cordero, rape, bacalao…) de buena de calidad, es decir, preferiblemente ecológicos si se trata de carne o bien de pescado salvaje y de no gran tamaño.
Como dato curioso os diré que en las sociedades tribales -includo de hoy en día-, al descuartizar el animal cazado, las vísceras son consideradas la parte más preciada por su alto contenido nutricional… y hoy en día al ir a comprar a una carnicería, si digo que es para el perro ¡¡¡me lo regalan!!!
Paradojas de la vida.
Te recomiendo revisar mi artículo sobre vitaminas que te será de gran utilidad.
Amante de la fisiología humana, el entrenamiento y más, Néstor, co-fundó Mammoth Hunters después de ayudar a Oriol mejorar su rendimiento deportivo y salud. Es un nutricionista clínico, entrenador y terapeuta. Además de Mammoth Hunters Néstor tiene una clínica donde ayuda a centenares de personas a estar más sanas.