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Estrés y obesidad

julio 1, 2019

El estrés crónico en el que vivimos es una anomalía evolutiva y está detrás de la epidemia de obesidad que vivimos.

Vivir alejados de nuestro hábitat natural condiciona una mayor susceptibilidad a sufrir estrés de larga duración y nuestro cuerpo no está preparado para gestionarlo.

Uno de los efectos que produce este estrés, es un desajuste monumental en nuestro metabolismo.

Algunos engordan, otros pierden peso, pero a nadie le sienta bien.

Hoy aprenderás cómo el estrés está tan relacionado con la obesidad.

Porque engordamos y la relación con el estrés

La elección de este tema nace de la búsqueda de respuestas de unas de esas preguntas que todos nos hemos hecho:

¿Por qué si como muy parecido a mi primo Gregorio él adelgaza y yo engordo?

Sí, las variaciones fenotípicas a una ingesta parecida nos recuerdan que los seres humanos nos regimos por las leyes de la biología y no de la termodinámica.

La verdad es que existen muchas explicaciones a porqué esto ocurre lo cual se antoja bastante lógico puesto que las variables implicadas son muchísimas.

Tantas causas generan una parálisis por exceso de información.

Por suerte 2 de los autores más relevantes del momento Achim Peters (experto en obesidad, autor de la Teoría del Cerebro Egoísta) y Bruce McEwen (eminencia mundial sobre temas de estrés) realizaron un par de artículos en común que interrelacionaba estrés, obesidad y variabilidad fenotípica. (estudio)  (estudio)

La manera en que respondes a un estrés de larga duración condiciona tu peso:

perder peso grasa rebelde

Ante una situación alarmante, (llamémosle estrés) el cerebro entra en un estado de hipervigilancia con el fin de reducir la incertidumbre percibida tan pronto como sea posible.

Para mantener este estado, se requiere energía cerebral adicional. Para ello activamos las siguientes respuestas:

  • Aumentamos la irrigación cerebral.
  • Aumentamos el aporte de glucosa y cuerpos cetónicos al cerebro.
  • Consumimos nuestras reservas de grasa.

Por tanto ante un estrés agudo, activamos el metabolismo y es por ello que en general ante un estrés agudo, perdemos peso.

Pero si el estrés perdura, observamos dos respuestas diferentes que están genéticamente determinadas.

  • Aproximadamente la mitad de la población mantendrá un estado de alerta mientras el estrés continúe, así mientras haya peligro se seguirá explotando a las reservas.
  • La otra mitad que también inicialmente respondió de una manera reactiva se adapta y exhibe una menor respuesta endocrina, cardiovascular, neuroenergética y emocional ante un estrés.

Digno de mención es que la habituación es selectiva permitiendo una mejor discriminación entre lo que es verdaderamente peligroso y lo que no.

Sin embargo, al habituarse, se disminuye la capacidad para otorgar energía cerebral desde nuestras reservas y por lo tanto deben adoptar una nueva estrategia para ello que, básicamente, es tener más apetito y por tanto engordan.

Es así como en la población encontramos Don Quijotes (aquellos que su cerebro ante un estrés consume las reservas corporales) y Sancho Panzas (aquellos que ante un estrés se adaptan) cumpliendo la típica frase de Prefiero ser gorda y alegre que flaca y amargada.

Mecanismo de adaptación cerebral al estrés:

estres no te deja bajar de peso

El mecanismo por el cual nuestro cerebro puede autoapaciguarse y reducir la respuesta alarmante que le provoca un estrés es bastante complicado y para aquellos interesados en la neurofisiología concreta os dejo algunos referencias. Estudio, estudio, estudio.

De manera resumida, la adaptación al estrés es un proceso mediado por la liberación de substancias canabinoides tal y como se ve en la imagen. De todos es conocido (de oídas claro) como los canabinoides generan hambre en lo sujetos que la consumen.

Conclusión sobre el estrés y la obesidad:

Ante un estrés agudo tendemos a mantener un estado de alarma que al consumir energía de nuestras reservas nos adelgaza.

Si el estrés perdura la mitad de la población sigue en alarma y la otra se adapta al estrés. Teniendo cada una sus beneficios y consecuencias.

En general podríamos hablar pues de tres tipologías:

  1. Aquellos individuos que solo han sufrido estrés de baja intensidad. Viven en entornos socioeconómicos, ambientales y familiares favorables. Experimentan desafíos y recompensas y una buena capacidad de autocontrol y autoestima. Sus proporciones corporales están compensadas y acumulan pocos factores de riesgo sobre su salud.
  2. Aquellos que mantienen una alta respuesta al estrés se mantienen flacos pero su riesgo a sufrir ansiedad o infartos está aumentado
  3. Aquellos que se adaptan a él, su respuesta emocional a un entorno de incertidumbre es buena pero el precio que pagan por ello es que tienden a ganar peso con facilidad.

Cómo reducir los niveles de estrés para evitar la obesidad

De este tema hemos hablado largo y tendido en muchos de nuestros artículos, puedes encontrar un resumen en este artículo sobre un estilo de vida saludable o en este vídeo sobre la intranquilidad.

Las estrategias que te recomendamos son por orden de importancia:

Dormir bien

La más importante con diferencia. Dedicas 1/3 de tu vida a dormir y si no tienes un sueño de calidad los otros 2/3 se van a resentir inevitablemente.  Puedes aprender a dormir mejor con nuestro curso gratuito.

Hacer deporte

La actividad física tiene un efecto multi-dimensional contra el estrés y la obesidad:

  • Hacer deporte te relajará.
  • Aumentar tu metabolismo te ayudará (aunque poco) a perder peso.
  • La musculatura actúa como un órgano endocrino que contrarresta las hormonas del estrés.
  • Para tu mente sentir que te estás moviendo es una señal de que estás luchando contra las causas del estrés y por lo tanto reduce los niveles de alarma.

Si tienes poco tiempo para entrenar te recomendamos que uses nuestra APP de entrenamiento, con solo 15 minutos al día tendrás suficiente.

Comer bien

Actualmente consumimos muchos productos que irritan nuestro sistema digestivo.

Esto genera un estado de inflamación crónico que nos hace mucho más susceptibles a sobre-reaccionar ante estresantes externos, además de ser una de las causantes de la epidemia de obesidad que vivimos.

Consumir alimentos que reduzcan estos niveles de inflamación harán que tu cuerpo sea mucho más resistente y que se regenere más rápido.

Puedes aprender más en este artículo.

Hay muchas otras acciones que puedes hacer para reducir tu estrés:

  • Estar en contacto con la naturaleza.
  • Respirar profundamente varias veces al día.
  • Tener una vida social activa.
  • Meditar.

Puedes encontrar una guía sobre un estilo de vida saludable en aquí.

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Comments (2)

Avatar for Benedicto Almonte

Muy buen artículo

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[…] Estrés y obesidad […]

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